jueves, 17 de marzo de 2011

Catarina en la planta de mi pie


Nunca he vivido un invierno como este. Casi cinco meses nevando, encerrada, odiando la nieve, con frío, soñando y soñando.
Me he quejado mucho en el facebook, no sé cómo puedo perder tanto tiempo ahí, pero no tengo nada más que hacer, y comunicarme con el resto de mi pequeño mundo me es más barato, de paso toda mi familia y mis amigos estan atentos a toda la serie de mamadas que escribo en tres líneas. Como 'Hoy hice chiles rellenos', 'Hoy me comí mi última tlayuda', 'lloro a mares con las películas tristes...' etc. Toda una serie de eventos tan comúnes que otros tiempos serían verdaderas chingaderas, pero aquí adquieren un sentido diferente.
Hoy fue un día realmente esplendoroso, estuve más de dos horas al aire libre y eso es lo más sano que he hecho en las últimas semanas.
Aproveché este día para hacer algo importante, liberar un chingo de catarinas. Ver todo blanco por todos lados, meses si ver la tierra o algo verde, es casi sinónimo de muerte. Resulta que en mi apartamento hace unas semanas encontré catarinas y conforme pasaron los días hubo más y más. ¿De dónde salieron? quién sabe.
Mi mejor amiga Yudis, que hace unos días regresó a Colombia, una vez en su apartamento me hizo sacar una mosca viva, según ella porque las moscas tienen tan corta vida y de paso con este invierno que lo mejor era extender su existencia en el mundo. Esa fue una gran lección, porque después de eso fui consciente que es cierto, cualquier persona a unos cuantos grados bajo cero se muere.
Hace unas semanas vi ladybugs por mi apartamento, fui incapaz de matarlas, aunque no puedo negar la incomodidad que me causaron al ver que se iban reproduciendo y cada día había más en las ventanas, pensé en soluciones no tan crueles, como aspirarlas.
Hasta hoy, que el día estuvo realmente bonito y llegamos a los 12 ºC se me ocurrió la gran idea de liberarlas.
Ahí me ven hablandoles a los animalitos, 'entra al vaso, no te voy a hacer daño, te voy a liberar...'
hace unos días puse en mi FB que era incapaz de matarlas y no tienen idea de la cantidad de comentarios que recibí, el más interesante fue que las pusiera en las plantas de mis pies. Así lo hice, y hace unas horas que subí la foto no faltó algún compa que dijera que estaba al borde de la locura. Le dije que en efecto, eso es cierto, estoy a dos pasos de la locura de las películas estúpidas gringas.
Este lugar es tan aburrido que hacer cualquier tontería, resulta una aventura fascinante. Por ejemplo, este sábado, terminé completamente peda con un litro vino, la noche anterior puse a mis amigos a jugar lotería con apuestas de diez centavos (un dime) y no saben las risas que causaron las cartas como 'la sirena' o  'el borracho'.
Ese sábado fui a la iglesia de Cristianos pentecostés y ahí me ven cantando y saltando, yo a diferencia de todos mis amigos que se pregonan ateos, tengo una disposición excelente para ir a misa católica y persignarme, cantar canciones pentecostés o escuchar respetuosamente los discursos de mi familia cuya iglesia es la de los Testigos de Jehová, incluso puedo decirles que sería capaz de cantar canciones judías y ponerme a bailar con la familia de la 'yellow house' (unas personas maravillosas con las que pasé la navidad) ¡shalom, shalom, shalom!
En la escuela soy la bufona oficial, por cualquier pretexto estallo en carcajadas o excedo mi disposición dramática para hacer numeritos de teatro.
Me he quejado mucho, pero no les he dicho algunas cosas importantes, porque no tengo palabras para describirlas, cosas que nunca hubiera conseguido si no hubiera llegado a este lugar.
Volví a creer, y digo volver creer en el mundo, en la gente que te rodea es algo hermoso.
Después de una desesperanza muy prolongada, el silencio, la abstinencia, ser monje, ser disciplinada, aprender a respirar, volver a sentir amor por todo pequeño detalle o personita, dieron vida a una parte de mí que creí innecesaria.

Es un proceso que comienzo y que estoy consciente, habrá dificultades pero también sucesos extraordinarios, uno de ellos, liberar a catarinas en uno de los primeros días de la primavera, una primavera muy deseada por mí.
Unas catarinas volaron al instante, otras les costó trabajo salir de vaso, tomaron su tiempo para caminar por el pasto, para volver a sentir el sol desde la tierra.

Así me sabe la libertad, uno medita mucho para emprender un vuelo seguro.